Esa noche decidieron colocarlos al borde de las trincheras iluminándolos con velas, mientras cantaban villancicos. Desde la otra orilla los ingleses miraban y escuchaban perplejos, por lo que decidieron responderles con sus propios villancicos. Incluso gritos deseándose Feliz Navidad.
En este ambiente de paz, fueron muchos los que se atrevieron a llegar a La Tierra de Nadie para confraternizar e incluso intercambiarse objetos, en forma de regalo. Tal fue la tregua, que hasta se formó un partido de fútbol, en el que según cuenta la leyenda, se lo llevaron los alemanes por 3 a 2. Durante esa noche y todo el día de Navidad, se cesaron todas las hostilidades, y se aprovechó para enterrar a todos los combatientes, yendo a los funerales juntos alemanes e ingleses.
La tregua fue, sin embargo, castigada por los altos cargos del ejército, ya que no se podían creer que los enemigos se convirtiesen en amigos durante ese tiempo, por lo que ordenaron la pena de muerte a todo aquel que volviese a confraternizar con el enemigo. Y sobre todo intentaban ocultar lo ocurrido, pero esto no cayó en la desdicha, ya que gracias a las cartas escritas, por los combatientes a sus familiares, supieron de esta grandiosa historia
¡Feliz Navidad a todos!
¡Feliz Navidad a todos!
Es una historia preciosa de esperanza. Ahora, más que nunca, la necesitamos.
ResponderEliminarUn besazo
Por cierto, pequeñajo, te llevo a mi blog, para que te vayan conociendo.
ResponderEliminarOtro beso