viernes, 31 de agosto de 2012

Off Topic: Mi abuelo Tino


Hoy, 31 de agosto, no es que sea un día especialmente feliz para mí. Hace dos años falleció mi abuelo y que mejor manera de dedicarle unas palabras por aquí,  aunque verdaderamente se las intento transmitir todos los días.

Mi abuelo fue, aparte de una excelente persona, el que me enseñó todo lo que sé del mundo del deporte. Él, aunque no jugase en ningún equipo de fútbol, ni de baloncesto, ni de ningún otro deporte de equipo, se dedicaba a observarlo por la tele, tranquilamente sentado en el sofá. En su pueblo jugaba al frontón, vamos, lo que se conoce hoy en día como pelota vasca. Se plantaba en el centro de la pista y empezaba a repartir "sotamanos" como cartero que era.

Sin embargo, aquí en Béjar esa tradición se perdió y se dedicó más bien a enseñar a su nieto, osease yo, a montar en bici, a jugar al fútbol y también de vez en cuando a pelotear un poco en las paredes de su cochera, con esa pelota tan dura de frontón.

Ahora que estamos en época de Vuelta a España se le echa aún más de menos. Esas tarde que nos pasábamos tirados en el sofá viendo como el corredor bejarano Roberto Heras, llegaba a la meta en primera posición y si nos remontamos aún más atrás, con el también bejarano Lale Cubino. Aquello era un escándalo nos poníamos de pie a animar, llegaba también mi abuela a preguntarnos que quién ganaba y se quedaba con nosotros.

El otro deporte que le encantaba eran las motos. Como era cartero el solía ir a repartir en su Vespa amarilla anaranjada de Correos. Se levantaba siempre por las mañanas a ver las motos, le daba igual si era 125, 250, 500 o Moto Gp, lo veía absolutamente todo y le encantaba sobre todo Toni Elias, del que decía que era un valiente con unas agallas enormes. Al ser las carreras en domingo, yo me levantaba un poco más tarde que él, y ya le preguntaba que quién había ganado en 125, él amablemente me daba todos los resultados exactos y luego nos poníamos a debatir sobre ello.

Y por supuesto, no podía faltar el deporte rey, el fútbol. El era reconocido madridista pero no era un forofo, lo único que cuando perdía su equipo venía un poco disgustado y al preguntarle mi abuela que como habían quedado, le respondía con un: "¡bah!, son unos mantas".

Pero lo que más le apasionaba era ir a verme a los partidos de los juegos escolares. Por aquel entonces no me había decantado por ningún deporte y jugaba tanto a fútbol como a baloncesto y a balonmano. Tino como se llamaba mi abuelo, llegaba el primero a las gradas, muchas veces me llevaba él, y ni se movía hasta que acababa el partido. Después del partido me decía: "Muy bien, machote" y yo me iba contento como unas castañuelas para mi casa.

Mi vida ha estado siempre muy ligada a él, si tenía que ir a algún lado, él era el primero en llevarme con su  Seat 127 o más tarde con su Renault 21, pero el coche no lo usaba mucho, siempre iba andando a cualquier lado y se reía de la gente que tenía que coger el coche para ir a sitios que estaban cerca. Le encantaba el campo, todas las tardas se iba a andar con su bastón de trekking y se podía hacer más de 10 kilómetros todos los días. Ahora ese bastón me queda a mí de recuerdo, y no veáis la buena función que hace, parece que tiene poderes.

Obviamente, esto lo estoy escribiendo con lágrimas en los ojos pero sabiendo que gran parte de sus conocimientos y de su manera de ser los tengo yo, cosa que me reconforta. Antes de que él nos dejase las cosas no me iban nada bien, sobre todo en los estudios. Me decía que estudiase pero se ve que la carrera que estaba haciendo no era lo mío. Ese mismo verano dejé esos estudios y me matriculé en Periodismo, mi sueño desde niño era llegar a ser narrador deportivo. Pues bien, mi abuelo falleció y por arte de magia, como si él me protegiese, me empezó a ir todo bien. Empecé Periodismo, ya me queda poco para acabar, volví con la chica con la que siempre había deseado estar y empecé a narrar partidos en la radio. ¿Qué más se puede pedir?

Yo no soy mucho de creer en este tipo de cosas pero sé que el me está ayudando donde quiera que esté, y si hago alguna cosa mal, él me lo hace saber. En definitiva, la gente que no está te da fuerza para seguir adelante y luchar por tus objetivos. Así que, consejo, nunca daros por vencidos porque siempre alguien te va a dar ese apoyo que necesitas.

A la memoria de mi abuelo, Tino.