jueves, 14 de noviembre de 2013

¡Ayudadme, estoy secuestrado en Qatar!

Esta es la carta que Zahir Belounis, jugador francés,  ha enviado a Zinedine Zidane y a Pep Guardiola para que le saquen del país asiático.


Me llamo Zahir Belounis, futbolista profesional francés. Tras una discusión con mi club en Qatar, se me ha impedido regresar a Francia. No he vuelto a ver a mi familia desde junio de 2012 porque mi empresa no me quiere dar el visado de salida necesario para abandonar el país. Es un documento especial que sólo existe en este país y en Arabia Saudí. Yo no soy el único que está en esta situación. Muchos trabajadores que van a construir los estadios de la Copa del Mundo de 2022, sufren el riesgo de encontrarse en la misma situación que yo.  Cuando me han sugerido de escribirles, he pensado que ustedes han sido grandes futbolistas pero que también son grandes hombres, por lo que les pido que puedan intervenir o al menos intentarlo, para que las cosas se desbloqueen. Sé que están muy solicitados pero les pido por favor que me ayuden, estoy siendo una víctima.


Sé que son los embajadores de la Copa del Mundo de Qatar 2022. Lo han hecho con buenas intenciones, pero la realidad es que si Qatar no pone fin a su sistema de “visado de salida”, entonces habrá cientos, o incluso miles de personas que estarán atrapados aquí. Antes que mis problemas comenzasen, era un hombre feliz en Doha, mis dos hijas han nacido aquí y sé que muchos qataríes trabajan duro para que esta Copa del Mundo sea inolvidable, y lo será, estoy seguro.

Oriente Medio merece organizar este evento planetario, ya que será un medio excepcional de poder reunir a los hombres en un momento de hermandad entre todas las naciones. Por el contrario, a pesar de todas las buenas cosas que podría decir sobre este país que quiere emprender grandes proyectos, yo estoy viviendo una pesadilla desde hace meses a causa del "dukafala system", este sistema me está matando poco a poco y otros corren el riesgo de vivir la misma situación. He tenido la ocasión de comentarlo porque estoy viviéndolo desde dentro, por lo tanto, yo sabía que tenía esta ocasión para exigir un cambio por un mundo mejor.

Les pido que utilicen su influencia como embajadores de fútbol para hablar de lo que me está pasando y lo que le pasa a más hombres aquí en Qatar. La gente está mal atendida fuera de su país a causa de este sistema de visado de salida, el cual no debería existir. Nosotros necesitamos de personas como ustedes que aman el deporte y su imagen, para ser escuchados. Saben lo que es tener hijos. Imaginen lo que es vivir todos los días en una casa medio vacía (porque me prometieron darme el permiso de salida, vendí mis muebles,) y cuando tengo que mirar a mis hijos me siento avergonzado y me está afectando el tener que verlos en estas condiciones. Yo les hablo como padres de familia y también como exfutbolistas y les pido, por favor, que hablen y que hagan todo lo posible por ayudarme a regresar a mi país.

miércoles, 23 de octubre de 2013

El papa futbolero

Para algunos el fútbol se convierte en pura religión. Rituales estereotipados, encomendaciones a santos impronunciables, equiparaciones de estadios con catedrales…Para un niño argentino de nueve años, el fútbol es pura diversión.
Los domingos, cuando todos se preparaban para ir a misa como buenos cristianos, yo, como buen argentino, agarraba mi remera blaugrana del San Lorenzo y me dirigía hacia el Gasómetro acompañado de mi abuelo, que poca fe me promulgaba. 
Para mí, el Gasómetro era un templo. Un estadio donde cabían cincuenta mil almas cantando a coro por un mismo objetivo, la victoria de su equipo. Mi abuelo y yo nos sentábamos en la tribuna central, bastante alejados de las “barras bravas”, que por aquel entonces apenas tenían ni voz ni voto.  Él se encendía su buen habano, sin consentimiento de mi abuela, que le había prohibido fumar. Yo le miraba y sonreía, mientras me conformaba con mascar un palo de regaliz.
El fútbol era mi vida. Veía a los jugadores como auténticos dioses y siempre soñaba con llegar a ser uno de ellos. Recuerdo a René Pontoni, mítico delantero de aquel San Lorenzo campeón del Apertura en 1946. Era un delantero rápido, astuto, con muy buen juego aéreo. Jamás se me olvidará el día que conseguimos nuestro tercer título, fue ante Racing de Avellaneda.
Último partido de la temporada, esta vez, toda mi familia pecó y sustituyeron la misa por el fútbol. El estadio lleno hasta la bandera, mi abuela rezando un rosario, mi abuelo mordiéndose las uñas porque no podía fumar y mis padres vigilándome para que no me perdiera entre la multitud.
Necesitábamos marcar cinco goles a Racing para proclamarnos campeones. No iba a ser tarea fácil, al descanso íbamos cero a cero.  La desesperación me empezaba a crear angustia, decidí entonces hablar con Dios y pedirle encarecidamente que consiguiésemos esos cinco goles.
A la reanudación, no lo podían ver mis ojos, dos goles en apenas cinco minutos, el milagro podía lograrse. Pasaron los minutos y en el setenta llegaría el tercero y diez más tarde el cuarto. Yo estaba mirando al cielo, sabía que Dios nos estaba echando una mano. Llegó el minuto noventa y Pontoni, marcó el quinto con un cabezazo espléndido. Me levanté de mi asiento y grité: ¡Gracias Dios!

A día de hoy, en El Vaticano, todavía cuento aquella anécdota que me llevó a alcanzar la fe.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Los Soldados Negros de Francia

Durante la Segunda Guerra Mundial, la supervivencia del ejército francés estuvo muy ligada a la presencia en sus filas de soldados procedentes de sus colonias.  Cerca de 180.000 senegaleses lucharon y dieron su vida por Francia, además de una multitud de árabes. Los “tirailleurs”, como se conocía a los soldados venidos de todo el África Negra, defendieron al país galo como si de su propia patria se tratase. Sin embargo, el ejército francés no supo recompensar la labor de estos combatientes.
El 1 de diciembre de 1944 en la localidad senegalesa de Thiaroye, gendarmes franceses dispararon sobre un grupo de “tirailleurs”, quienes se manifestaban reclamando el pago al ejército galo por su labor en la contienda. El resultado fue de 35 senegaleses muertos y 34 fueron enviados a prisión. Hoy en día este hecho, se conoce como la Masacre de Thiaroye.
Si nos trasladamos al fútbol, 13 años antes, el 15 de febrero de 1931, sería precisamente un senegalés Raoul Diagne, quien se convirtiese en el primer jugador de color en jugar un partido con la selección francesa. Fue frente a Checoslovaquia en partido amistoso, demostrando unas enormes cualidades, consolidándose en el eje de la zaga francesa e incluso llegando a jugar de portero en varias ocasiones. Nacido en la Guyana Francesa y de padre senegalés, fue internacional un total de 18 veces con el combinado tricolor.

Raoul Diagne, primer jugador negro en jugar con Francia



Diagne fue el pionero, pero a esta larga lista de jugadores de color,  empezaron a añadirse numerosos nombres ilustres: Larbi Ben Barek (Marruecos), Xercès Louis (Martiníca), Marius Trésor (Guadalupe), Jean Tigana (Mali), Basile Boli (Costa de Marfil), Jocelyn Angloma y Lilian Thuram (Guadalupe), Christian Karembeu (Nueva Caledonia), Marcel Desailly (Ghana) etc. Sin embargo, el “boom” de estos jugadores fue sobre mediados de los 90, cuando en el once inicial de Francia había más jugadores de color que blancos.
No obstante, ya no eran solo jugadores “negros”, sino que a estos habría que añadirles los magrebíes. Fue el 4 de junio de 1924, cuando Pierre Chesneau argelino de nacimiento, era seleccionado con “Les Bleus” en los Juegos  Olímpicos de París.
El camino de los jugadores magrebíes y de África del Norte viene establecido por la época colonial. Entre los años 20 y 30, la selección francesa se nutría de argelinos europeizados, es decir, nacidos en Argelia pero de padres franceses. Con la presencia de Ben Barek en el once inicial desde 1938 hasta 1954, el Magreb vivió su época gloriosa. Tanto europeizados como no, convivían en armonía: Kader Firoud, Rachid Mekhloufi, Just Fontaine, Marcel Salva,  eran algunos de los once magrebíes que desde 1945 hasta 1962 formaron parte del combinado galo.
Sin embargo, el fin de la época colonial supuso un punto de inflexión. Ningún jugador magrebí fue llamado por la selección entre 1962 y 1976. En la década de los 70, únicamente dos jugadores, Farés Bousdira y Omar Sahnoun  jugaron en algún que otro partido sin importancia. Fue ya en la década de los 90 cuando regresaron los magrebíes liderados por William Ayache, para años más tarde abrir paso al mejor jugador de origen magrebí de todos los tiempos, Zinedine Zidane. Hoy en día continúan esta saga los Benzema, Nasri, Ben Arfa y compañía.
A priori, la presencia de tanto jugador extranjero, no debería suscitar ningún problema en una sociedad catalogada como la creadora de los Derechos Humanos. Sin embargo, puede escocer entre la población gala que selecciones como Alemania o España, tengan grandes jugadores en sus filas naturales de su propio país. En Francia el sentimiento patrio es muy elevado, por lo que se llega a creer que la presencia de jugadores de color en la selección, no representa el país.
Es curioso que los medios de comunicación galos, giren como veletas respecto al tema xenófobo en su combinado. Los éxitos, como pueden ser el Mundial del 98’ o la Eurocopa del 2000, encumbraron a todos los jugadores, sean blancos o negros, más allá de la Torre Eiffel. Pero los fracasos de la selección, no olvidemos la eliminación en las primeras rondas en los Mundiales del 2002 y del 2010 o las clasificación previas un tanto sufridas (Gol con la mano de Henry frente a Irlanda), siempre toman un cierto cariz racista. Si las cosas las hacen bien, estos jugadores de color se consideran franceses de pura cepa, en cambio, al mínimo fallo, les vuelven a situar en el sitio de su procedencia colonial.  Es curioso, que nadie criticaba el que hecho que Kopa fuera de origen polaco, o que Platini tuviera sangre italiana.
En definitiva e hilando con el comienzo del texto, los jugadores de color de la selección francesa son los “tirailleurs” del mundo del fútbol. Jugadores que se dejan el sudor en el campo y que quizás jamás serán recompensados como se merecen.
Jaime Bonnail @Jbonnail

viernes, 31 de mayo de 2013

Falcao y la limpiacristales

Parece descabellado pensar que cualquier persona se preste a que le limpien el cristal de su coche en un paso de peatones, como si de un cambio de neumáticos en la Fórmula 1 se tratase. En menos de un minuto, te lo dejan incluso más sucio de lo que ya lo tenías. 

Hoy, caminando por La Castellana, la incredulidad no cabía en mí.  A la altura del paso de peatones para acceder a la calle Raimundo Fernández Villaverde, en la estación de Nuevos Ministerios, pude observar algo que hacia tiempo no había visto. Una chica de etnia gitana limpiando el cristal de un coche, algo como digo inimaginable. Pero, no era un simple coche. Se trataba de un Porsche Panamera Turbo Techart de color blanco, matrícula 3797 HGX y conducido por Radamel Falcao. 


El jugador del Atlético de Madrid reía a carcajada limpia en el interior de su vehículo, acompañado de su bella mujer. La limpiacristales frotaba y frotaba el cristal, para que quedara reluciente, pidiéndole incluso al colombiano que accionara el limpiaparabrisas. 

Una vez terminado, el jugador sacó de su bolsillo unas cuantas monedas, probablemente pasaría de diez euros, se las dio gustosamente a la humilde trabajadora, aceleró y se perdió entre el tráfico. Su sonrisa corría de oreja a oreja, era la mayor propina que había recibido. Ante su asombro, me acerqué y le pregunté:  "¿Sabes quien era ese chico?. La gitana me respondió: "No tengo ni idea". 

Estuve un par de minutos explicándole que era jugador del Atlético de Madrid y que se iba a marchar a Francia para vivir una nueva aventura rodeado de muchos millones de euros. Ella únicamente le conocía de lo poco que había escuchado de la boca de la gente, jamás le había podido poner cara. 

La gitana feliz con su propina, Falcao feliz con su nuevo contrato y yo ,entremedias, intentando comprender si el jugador es tan pesetero como algunos llegan a decir. 

domingo, 26 de mayo de 2013

26 de Mayo de 1993. La historia del fútbol francés había comenzado.


22 de mayo de 1993, 17 horas. 16 jugadores más el staff técnico emprenden su primer viaje hacia Münich. Cuatro días faltan para la disputa de la final de la Liga de Campeones. La gloria les esperaba.

Didier Deschamps levanta el trofeo de campeones de Europa. Foto Uefa

Durante el camino hacia Alemania, la aspiración de lograr el ansiado título se trasladó a lo celestial. En mitad del viaje y antes de cruzar la frontera, el autobús marsellés hizo su primera parada en la basílica de Notre-Dame de la Garde. Allí, Raymond Goethals, entrenador belga fallecido en 2004 a los 83 años,  cogió su mechero y encendió una vela.  Sus pupilos, tomaron ejemplo e hicieron lo propio. El deseo, ganar la Liga de Campeones.

Dos años después de la gran decepción de Bari, el Olympique y sus seguidores tenían de nuevo una cita con la historia Europea. El 29 de mayo de 1991, l’OM caía contra el Estrella Roja de Belgrado en los penaltis, en una final en la que partían como los grandes favoritos. Además de esta derrota, había que sumar cinco finales europeas en las que no se consiguió la victoria. Éste era el balance de los equipos franceses en las competiciones europeas: Stade Reims (1956 y 1959, Copa de Europa) Saint-Etienne (1976, Copa de Europa), Bastia (1978, Copa de la Uefa) y Monaco (1992, Recopa).

El presidente, Bernard Tapie, eligió el Hotel Bachmair en Rottach-Egern para concentrarse. Una gran finca situada en los pies de los Alpes a 60 km de Munich. Rudi Völler quien ya había estado allí con la selección alemana, convenció a Tapie rápidamente. Era el sitio ideal para preparar el encuentro debido a su tranquilidad. El excéntrico presidente asumía su culpabilidad de caer en la final de Bari. El hermetismo con el que se fraguó la previa del partido del 91 se cambió radicalmente. En Múnich, se concentraron también las mujeres, y los periodistas eran partícipes en todo momento de los eventos del club.

El día 20 de mayo, a seis días de la final, l’OM disputaba el partido adelantado de la jornada 36 de Le Championnat en Valenciennes. En el descanso, el conjunto local  optó por sacar a los  suplentes. Se comentaba que tres de sus jugadores: Jacques Glassmann, Jorge Burruchaga y Christophe Robert, habían “hablado” con Jean-Jacques Eydelie, centrocampista del OM, por órdenes de Jean-Pierre Bernés, director general del club y brazo derecho de Tapie. El objetivo, que ellos levantasen el pie a cambio de una jugosa suma de dinero. Fue Glassmann, quien informó a sus dirigentes de la tentativa de soborno, reiterando sus acusaciones delante de la prensa a la salida del encuentro. Tras el 0-1 conseguido por el Marsella ninguno de los jugadores daba credibilidad a las acusaciones vertidas.

Raymond Goethals era un tipo muy metódico. Le gustaba estructurar todas las informaciones en su cabeza. Sin embargo, navegaba entre las órdenes de Tapie y la confianza en sus jugadores. Según comentaba Rudi Völler, era un auténtico espectáculo. “Comenzaba a fumar a las ocho de la mañana. Bebía su café mientras sostenía su cigarrillo, pero era un gran hombre, muy experimentado”. Alen Boksic, delantero croata, podía ser llamado con cinco o seis nombres distintos. “No vamos a ganar una Champions League con Bosique”, exclamaba Goethals. Pero, Boksic se sentía confiado a su lado. “Cuando eras titular con un entrenador así, te sentías el rey del mundo”.

La temporada marsellesa fue bastante caótica. La marcha de Papin, Waddle y Mozer, entre otros, supuso que el equipo anduviese tambaleándose al comienzo de la temporada. El año anterior caerían eliminados por el Sparta Praga en octavos de final de la Copa de Europa. Todos los comienzos de liga habían sido últimamente muy complicados. No solían acabar la temporada con el entrenador con el que la empezaban.
En octubre de 1992, encadenarían dos derrotas consecutivas en Le Championnat, frente a Bordeaux y Nantes, algo bastante inaudito. L’OM era solo quinto en la clasificación y Jean Fernandez, entrenador por aquel entonces, duraría desde Julio hasta Noviembre, cuando fue sustituido por Goethals. La derrota en Nantes, supuso el punto de inflexión para que Tapie explotase.

Tras este varapalo, se jugaban entrar en la ronda final de la Champions contra el Dinamo de Bucarest. El día del partido, Tapie cogió a sus discípulos y les reveló cómo llegar a ser campeón de Europa. Les explicó por qué eran los mejores en su puesto y  por qué no tenían nada que envidiar a los jugadores de Milan o Barça. L’OM eliminó a los rumanos (0-0, 2-0) obteniendo el pase a la ronda final.

El primer partido de la liguilla de grupos se jugaba el 25 de noviembre en Ibrox Park, frente al Glasgow Rangers. Los franceses consiguieron un empate a dos después de haber remontado un 2-0 en contra, gracias al magnífico encuentro de la dupla atacante Boksic-Voller.

Los Marselleses validarían  su billete para la final gracias a una última victoria en la fase de grupos en Brujas, (1-0), el 21 de abril. L’OM esperaba su objetivo, verse las caras con el Milan en la final soñada. La primera versión de la Liga de Campeones hacía honor a su nombre. Un solo equipo por país participaba y el número de jugadores extranjeros todavía era limitado, la ley Bosman todavía no había hecho acto de presencia.
El Olympique de Marsella solo podía contar con tres jugadores extranjeros: Alen Boksic, Rudi Völler y Abedi Ayew, Pelé. Por el contrario el Milan, contaba con Papin, Rijkaard y Van Basten, y el holandés Ruud Gullit, quien vería la final en el palco. Sobre el papel, el Milan era claro favorito, pero ya estaban advertidos del enorme potencial marsellés.

Los milanistas después de pasar un periplo sin poder jugar competición europea salieron fortalecidos.  La negación a terminar el partido precisamente frente al Marsella por un corte de luz en la Copa de Europa de 1991, supuso una sanción de un año al club rossonero sin poder jugar en Europa. Sin embargo, los hombres de Fabio Capello arrollaron en el Calcio, con una marca de 58 partidos consecutivos sin conocer la derrota. En la Champions, los resultados lo decían todo: 10 victorias en 10 partidos con 23 goles anotados y solo uno en contra. Gran culpable de todo esto fue Marco Van Basten, quien en esta final jugaría su último partido como futbolista.

La alineación marsellesa del 93 cambió drásticamente respecto a la del año anterior. Bernand Casoni perdió la titularidad en el eje de la zaga, además del brazalete de capitán, en detrimento de un joven de 24 años llamado Didier Deschamps. En la portería Fabien Barthez relegó a Pascal Olmeta al banquillo. Y en la delantera Rudi Völler y Alen Boksic harían olvidar a Jean-Pierre Papin.
El croata no pudo jugar en 1991 por la ley extracomunitaria, pero el estar al lado de JPP le hizo crecer como jugador. Al año siguiente acabaría siendo máximo realizador de Le Championnat con 23 goles. La experiencia la pondría Rudi Völler, el más viejo del lugar con 33 años y 47 goles en 90 partidos con la selección alemana.

Los marselleses llegaron una hora antes al encuentro, con una concentración extraordinaria, apenas se escucharon un par de palabras en el autobús. El Olímpico de Múnich cita de los juegos Olímpicos del 72 estaba lleno a rebosar. 23.500 aficionados marselleses se habían desplazado hasta Baviera. El viaje en autobús más la entrada, costaba alrededor de 1.000 francos, es decir, unos 152 euros.
La tensión crecía en el túnel de vestuarios. Los italianos eran incapaces de mirar a los ojos a los jugadores marselleses. El rigor, la implicación y la profesionalidad que les había inyectado Goethals asustaban a cualquier enemigo.

Kurt Röthlisberger, el árbitro suizo del encuentro, daba el pitido inicial. En los primeros diez segundos Di Meco cometía una falta sobre Donadoni. El italiano no dudó en devolvérsela cinco minutos más tarde. En el centro del campo el capitán del equipo, Didier Deschamps, deambulaba sin apenas partícipe del juego de su equipo. Fabien Barthez se erigiría como uno de los grandes héroes de la noche. Gracias a él, la historia pudo siguió el rumbo ideal. En el minuto 17 y en cuarenta segundos, doble intervención del meta galo, ganándole el pulso a Marco Van Basten y después a Massaro.

A la media hora de juego, Eric Di Meco vería la primera cartulina amarilla del encuentro, tras entrar con los dos pies por delante sobre Albertini. En el banquillo, el fisio del equipo, Jacques Bailly, se encendía un cigarrillo. Sentado a la izquierda de Goethals, Jean-Pierre Bernès, director general del OM se comunicaba por walky-talky con Tapie, situado en la tribuna oficial.

Después de cuarenta minutos de juego, Basile Boli, se queja airadamente de molestias en la  rodilla. Dice que no puede más, que necesita el cambio. La información que llega al banquillo, es trasladada a la tribuna. Tapie indica a Bernès que Boli permanezca en el campo hasta el descanso, éste se lo transmite a Goethals, quien con el walkie-talkie abierto critica las órdenes del presidente.

Transcurría el minuto 44. En el costado derecho Maldini se lanza sobre Pelé y la pelota sale del terreno de juego. Las protestas milanistas llegan al colegiado, las imágenes indican que la pelota no había salido, pero el árbitro hace caso omiso a las peticiones italianas. Abedi Pelé se prepara para sacar el primer córner del partido para los franceses. El ghanés observa a Boli en el área cubierto por Baresi y Rijkaard. El francés consigue zafarse de sus marcadores y remata con la testa al fondo de las mallas. Rossi no puede hacer nada. Los aficionados del OM explotan de júbilo en las gradas. En antena la voz del fútbol galo, Thierry Roland, lo festeja “¡Extraordinario cabezazo de mi Basilou!”.

Quedaba una dura segunda parte para el OM. El cansancio hacía mella en los jugadores. En el lado milanista Donadoni es sustituido por Papin, quien se volvía a encontrar con sus antiguos compañeros. Tres minutos más tarde en un choque fortuito con Lentini, Angloma se fractura la tibia. El lateral es sustituido por Jean-Phillipe Durand. En el minuto 79, el alemán Rudy Völler dejaba su sitio al ex jugador del Sochaux Jean-Christophe Thomas. El Milan se iba apagando. A falta de cinco minutos Eranio sustituía a Van Basten. El colegiado pitó una última vez. Se acabó. Después de 38 años de espera, el Olympique de Marsella daba a Francia su primera Copa de Europa de la historia.

L’OM se marcha a festejar el título a su hotel. Sin embargo, lo que le esperaba en el aeropuerto de Marignane era increíble. Tras la llegada quedaba el paseo triunfal hacia el Vélodrome, donde les esperaban los aficionados.

Pero la euforia no se iba a detener ahí. Dos días más tarde, el 29 de mayo, l’OM se citaba con el PSG para ponerle colofón a su gran semana. Penúltima jornada de liga. Los Marselleses si vencían podían ser campeones por quinta vez en su historia. El ambiente hostil del Parc des Princes que vivieron en la ida no se vivió en el Vélodrome, donde sí hubo una auténtica fiesta. 
  
Se adelantó el PSG con un gol de Guerin, pero Völler empataría al instante. Otra vez, Boli de cabeza ponía por delante a su equipo, y Boksic a falta de quince minutos para el final sentenciaría el choque. El júbilo era total. Sin embargo, el viernes cuatro de junio, el presidente de la LNF, Noël Le Graët, denunciaba a Eydelie como supuesto autor del soborno en el partido frente al Valenciennes. Habíamos despertado del sueño.



lunes, 1 de abril de 2013

Étienne Mattler: La voz de la Libertad


Cantar el himno nacional ha de ser una obligación, eso debía pensar el capitán francés, Étienne Mattler (Belfort, 1905-1986), en plena era fascista. El 4 de diciembre de 1938 en un partido entre Italia y Francia  disputado en Nápoles, las autoridades italianas privaron a los jugadores franceses de cantar La Marsellesa. Mattler no podía creer que esto estuviera pasando, más aún, cuando los italianos, ataviados con camisas negras, hicieron el saludo fascista ante las autoridades presidenciales.  


Italia con el reciente título de campeones del mundo quería hacer sus honores delante del combinado galo, al que precisamente derrotó en cuartos de final de aquel mundial disputado en Francia. Por lo tanto, la revancha francesa se esperaba con ansia.

Con jugadores como Silvio Piola y Giovanni Ferrari, la Nazionale, ante 65.000 tifosi, derrotaría nuevamente al combinado galo por 1-0. Tras la prohibición de cantar La Marsellesa, Mattler y los suyos salieron a morder, y tanto fue así, que el "León de Belfort" acabaría con la cabeza vendada tras haberle propinado un cabezazo involuntario a Silvio Piola, el cual, terminaría el partido con la mitad de los dientes rotos.

A pesar de esto, la delegación francesa fue invitada al banquete posterior al partido. La mayoría de los jugadores se negaron a ir, pero Étienne les convenció, tenía un plan preparado. Los jugadores italianos después de este importante triunfo, no se privaron de festejarlo cantando y alabando la gloria del Duce. Ante tal humillación, Mattler se subió a una mesa y empezó a cantar La Marsellesa a gritos acompañado de Ben Barek, los demás jugadores franceses permanecerían estupefactos ante este histórico patriótico gesto.

Todo el mundo lo recuerda como un tipo aguerrido, batallador, que siempre acababa con alguna parte del cuerpo lastimada: brechas en la cabeza, mandíbula fracturada, esguinces de tobillo. En definitiva, era un tipo duro, sin embargo, siempre iba a por el balón, jamás a por el hombre. Disputó los primeros tres mundiales de la historia acompañado en defensa por Laurent di Lorto y Jules Vandooren, los cuales siempre intentaban guardar las espaldas del bueno de Étienne.

En la Segunda Guerra Mundial, Mattler perteneció a la resistencia y fue arrestado en febrero de 1944, para más tarde, escaparse del campo de prisioneros y liberar de los nazis su ciudad natal, Belfort. Hoy Francia, todavía sigue escuchando La Marsellesa cantada por él.

domingo, 24 de marzo de 2013

La Guerra del Fútbol


Jamás podríamos haber imaginado que un partido de fútbol iba a desencadenar una guerra entre dos países. La Guerra del fútbol o la Guerra de las 100 horas, término acuñado por el periodista polaco, Ryszard Kapuscinski, se conoce como el conflicto armado que tuvo lugar entre los países de El Salvador y Honduras, a raíz de un encuentro futbolístico en el año 1969.


El Mundial de México 70’ estaba cerca y las selecciones de Honduras y El Salvador se iban a enfrentar en una de las semifinales de la clasificación para el Mundial en la zona CONCACAF. El vencedor se vería las caras con el ganador del Haití-Estados Unidos.

El primer enfrentamiento se llevó a cabo el 8 de junio de 1969 en Tegucigalpa, capital de Honduras. Los salvadoreños llegaron el día anterior al partido, para preparar con tranquilidad el encuentro, sin embargo, la tranquilidad que se esperaba no fue la obtenida. Los aficionados hondureños rodearon el hotel, empezaron a lanzar piedras contra los cristales, tiraban petardos, proferían insultos, tocaban los cláxones de los coches, todo ello, para impedir el descanso de los jugadores de El Salvador, quienes no pudieron pegar ojo en toda la noche. Al día siguiente, la selección hondureña venció a El Salvador por 1-0, con gol de Roberto Cardona en el último minuto. Este gol de Honduras, teñiría de luto el país salvadoreño, ya que una joven muchacha de 18 años se suicidó tras no poder soportar la humillación que sufrió su país. Al entierro acudió en masa toda la capital salvadoreña, incluyendo los jugadores de la selección.

La semana siguiente, se disputaría el partido de vuelta en el estadio de la Flor Blanca en San Salvador. Esta vez, fue la selección de Honduras la que tuvo que sufrir las ofensas de los aficionados salvadoreños; rompiendo cristales, arrojando huevos podridos, incluso ratas muertas. Al día siguiente, los jugadores hondureños fueron llevados al estadio en coches blindados para evitar así la venganza de los aficionados encolerizados, quienes se agolpaban en las calles ante el paso de los futbolistas. En el campo siguió la protesta: gritos, silbidos y abucheos, no cesaron hasta que el partido llegó a su fin. La bandera hondureña fue quemada y se sustituyó por un trapo sucio hecho jirones, demostrando la sed de revancha que tenían los aficionados salvadoreños. El Salvador vencería 3 a 0 ante una inoperante Honduras quien estaba más pendiente de salvar su vida que de jugar al fútbol.

El país visitante fue llevado al aeropuerto con la misma protección que les había transportado hasta el estadio. Sin embargo, los que no pudieron escapar fueron los aficionados hondureños que se desplazaron a San Salvador. Dos fallecidos, decenas de heridos y más de cien coches quemados. Horas más tarde, la frontera entre ambos países permanecería cerrada.

Al anochecer un avión lanzaría una bomba sobre Tegucigalpa, el pánico se apoderó de toda la población quien permaneció escondida en sus hogares. La Guerra entre El Salvador y Honduras había comenzado.

El fútbol ayudó a acrecentar la rivalidad entre los dos países enfrentados por un fuerte proceso migratorio. La reforma agraria de 1969 que elaboró Honduras inició la persecución sobre los inmigrantes salvadoreños quienes habían emigrado al país vecino en busca de tierras cultivables. Este acoso supuso un regreso masivo de población a El Salvador. Ante la presión socioeconómica del campesinado, el gobierno salvadoreño no tuvo otra opción que declarar la guerra a Honduras.

Por suerte o por desgracia la Guerra del Fútbol duró más de cuatro días, cien horas, con un balance de 6.000 muertos y 20.000 heridos. 50.000 personas perdieron sus casas y muchas aldeas fueron arrasadas. La intervención de los países de América Latina fue primordial para el cese de las hostilidades.

Tras todo lo ocurrido, el partido decisivo se disputaría el 27 de junio de 1969 en la ciudad de México. Las dos hinchadas fueron ubicadas en sitio distantes con 5.000 policías armados entre medias. El Salvador vencería por 3 goles a 2 en la prórroga, pero el fútbol, tristemente, había quedado en segundo plano.

martes, 12 de marzo de 2013

Matthias Sindelar: El Mozart del fútbol


Únicamente los más viejos del lugar pudieron llegar a ver a la “música” danzando sobre un terreno de juego. Matthias Sindelar  (Moravia, Austro-Hungría, 1903-1939) era el director de la humilde orquesta austro-húngara en la época hitleriana, en la que el fútbol se concebía como una manera de evadir los problemas diarios.
Sindelar con la camiseta austriaca
Poco nos duró esa sinfonía celestial sobre los campos, Matthias fue encontrado muerto en Viena junto a su compañera Camilla, el 23 de enero de 1939. Varias hipótesis se barruntaron: el doble suicido, tras inhalación de monóxido de carbono y sobredosis de medicamentos, fue la versión oficial de la Gestapo, pero la que sospechaba todo el mundo, es la del doble asesinato a manos de los Nazis, ya que se les relacionaba con los judíos y con los social-demócratas. Nada más y nada menos que 30.000 personas acudieron a sus funerales.
Sindelar era un auténtico opositor hitleriano, se negó a ponerse la camiseta austro-alemana tras el Anschluss, que supuso la anexión de Austria con Alemania. Afirmaba que él no iba a vestir la camiseta de un país que había masacrado a los suyos.
Zischek, Gschweild, Sindelar, Vogl y Schall, fueron los cinco magníficos de ese Wunderteam, en el que las melodías sonaban sin cesar dirigidas por “el Mozart del fútbol”, Matthias Sindelar.  Recordamos aquel Mundial de 1934, en el que cayeron en semifinales ante la organizadora Italia por 1-0 tras un “robo” escandaloso. Ese tercer puesto lo disputarían frente a Alemania.
Sindelar, hijo de un humilde albañil, iba ese día de punta en blanco, como si de un concierto se tratase, sin embargo y a pesar de estar a la altura de las circunstancias, la selección alemana les derrotaría por 3-2. Conocido también como “hoja de papel”, Sindelar se colaba entre los contrarios sin hacer ruido, los cuales no le veían pasar por su extremada finura.
Hitler, ya con Austria anexionada, decidió celebrar un partido de despedida de esta selección frente a Alemania y Sindelar decidió participar como capitán del conjunto austriaco. Como era costumbre, el fino jugador se iba de todos los contrarios, sin embargo, al llegar a la portería alemana, echaba la pelota fuera. Por lo visto, los austriacos estaban amenazados con no meter gol en la portería contraria. Sindelar, ya en la segunda mitad, consiguió el gol, que a la postre sería su presunta sentencia de muerte, no solo por el hecho en sí, sino por el baile que se marcó ante la mirada atónita del Führer, quien creía que iba a alzar el brazo ante él.
450 goles repartidos entre el Hertha Viena y el Austria Viena, además de 27 en 44 partidos con la selección, le sirvieron para ser considerado como el mejor delantero del periodo de Entreguerras. Jaime Bonnail

lunes, 28 de enero de 2013

¿BALONMANO? ¿Eso qué es?

Cuando echo la vista atrás y recuerdo aquellos partidos en campos de cemento al aire libre donde el frío congelaba tus manos, siento una profunda nostalgia tras saber que eso ya se acabó. Hoy en día, el Balonmano para mí pasó a mejor vida y menuda vida…

Yo pertenezco a una generación en la que hemos crecido viendo sufrir a la selección española de fútbol, pero en cambio, hemos disfrutado los triunfos en otros deportes minoritarios. Y sí, entre esos deportes está el Balonmano.

Un deporte que para los medios de comunicación apenas existe. Hoy lo que importa es el fútbol, luego el fútbol y si sobra un poquito de tiempo, también el fútbol. Los amantes del balonmano nos sentimos defraudados con los medios por el trato vejatorio que ha recibido este noble arte de introducir el balón en una portería defendida por un portero, sí, como el fútbol, pero con la mano. Así de sencillo es el balonmano, es lo que deben pensar los que publican las noticias en las televisiones nacionales, y si es así, ¿para qué le vamos a dar bola?

Pues bien, estamos hasta las narices, por no decir otra cosa, que aun habiendo celebrado un Campeonato del Mundo en nuestro país, los medios de comunicación más generalistas, se la haya “traído floja” no solo la celebración del Mundial, sino la victoria de España.

Parece mentira, que hoy al poner los deportes en el telediario de TVE lo primero que vea sea una noticia de dopaje en el ciclismo, que en Antena 3 hablen de fútbol y en Cuatro...mejor no hablemos de Cuatro. Es indignante, da vergüenza que ni siquiera dediquen un mísero minuto hacia un deporte digno como el que más, en la que la mayoría de los jugadores tiene una carrera universitaria y no van de divos, porque muchos de ellos saben lo que es el sacrificio por un deporte que les ha dado la vida. Y así, señores mandamases del periodismo nacional, se lo agradecemos.

En definitiva, me enorgullece pertenecer a ese pequeño pero gran porcentaje de personas que ha dedicado parte de su vida a luchar por el balonmano, jugándolo y ahora narrándolo en una humilde radio por internet. Y recordaros que el balonmano no solo está para lo bueno, sino también para lo malo.


P.D

¡SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO! por si a alguien no le ha quedado claro...


miércoles, 16 de enero de 2013

Arranca la CAN 2013



Del 19 de enero al 10 de febrero, se va a disputar en Sudáfrica la 29ª edición de la CAN, una competición que cada año va creciendo más y más en cuanto a calidad futbolística se refiere. En un principio esta competición se iba a albergar en Libia, sin embargo, el conflicto bélico vivido en el país mediterráneo hizo que la CAF retomará su decisión y se la otorgara a Sudáfrica.

Como favoritas parten las de siempre, selecciones como Costa de Marfil y Ghana, no obstante hay que añadir al carro a selecciones como Argelia, Nigeria o Túnez. Tampoco hay que descartar a la vigente campeona, Zambia, que busca mantener su status en esta competición, ni a Mali, una selección que últimamente se está consagrando entre las grandes. 

En menor nivel y con muchas dudas acerca de su juego, están selecciones como Marruecos, Angola o Burkina Faso, se espera muchísimo de ellas y en estos últimos años han defraudado bastante. La que es también una incógnita es Togo, muchísimos problemas en el seno de una selección que pueden afectar  a su rendimiento en la competición.  

El resto de selecciones, intentarán dar alguna que otra sorpresa. Sudáfrica jugará en casa, aliciente extra,  RD Congo es una asidua en esta competición pero su nivel futbolístico ha mermado. Níger está creciendo enormemente, pero le queda aún mucho que mejorar. Etiopía vuelve 31 años después a una competición, quizás sea la selección más débil y por último, la gran novedad, Cabo Verde, que derrotó nada más y nada menos que a Camerún en las eliminatorias. La que no estará al igual que “Los Leones Indomables”, será la heptacampeona de la competición, Egipto, que cayó en primera ronda frente a la República Centroafricana, ya van dos ediciones consecutivas sin “Los Faraones”.

En general, una CAN que como cada edición nos va a ofrecer ilusión y emoción hasta el final. No os la perdáis porque seguro que no os defraudará, podéis seguirla íntegramente en Eurosport y por la radio en www.DEMFM.com. Jaime Bonnail González @Jbonnail

Nota: este artículo lo podéis leer también en http://squadraeterna.blogspot.com.es/

sábado, 5 de enero de 2013

John Aldridge: Licencia para marcar


Pocos jugadores dejan tanta huella en tan poco tiempo. Aldo, como se conocía al Irlandés, John Aldridge, llegó a Anfield a comienzos de 1987 para intentar paliar la marcha del galés Ian Rush a la Juventus. Pronto se convertiría con sus goles, en el ídolo de la afición "Red".

Aldridge (Liverpool, 1958) creció y vivió en Merseyside, allí comenzaría su andadura en el fútbol, concretamente en el South Liverpool F.C. A los 21 años, ya pasó al profesionalismo en las filas del Newport, donde su récord de 90 goles en algo más de 200 partidos atrajo la atención del Oxford United, con el que firmaría en marzo de 1984.


Su talento para el gol, cautivó por aquel entonces al entrenador de los "Reds", Kenny Dalglish, quedando maravillado tras conseguir el gol del triunfo en su debut frente al Southampton. La siguiente temporada, fue el culmen anotador de su carrera deportiva, donde conseguiría nueve goles en los nueve primeros partidos de liga. Ese año, conseguiría 26 goles y llevaría al Liverpool al título de campeón de la liga, con una racha de 29 partidos sin conocer la derrota. Esa misma temporada, los de Dalglish llegarían a la final de la FA Cup frente al Wimbledon, donde acabarían cayendo. Además, como nota curiosa, Aldo se convertiría en el primer jugador en fallar un penalti en una final de copa en Wembley. Al año siguiente, el Liverpool se resarciría y lograría llevarse el título de F.A Cup con un sobresaliente Aldridge. Su último gol con el Liverpool sería frente al Crystal Palace en el partido de su despedida.

Al final de esa temporada, la Real Sociedad haría una oferta al Liverpool y en septiembre de 1989 se marcharía a España, donde pronto se convertiría en el ídolo de la afición donostiarra. Además, sería el primer extranjero en jugar en la Real tras 25 años de plantillas completamente vascas. En sus dos temporadas en Atocha anotaría 40 goles en 75 partidos, siguiendo su racha goleadora también fuera de las islas.


La mala adaptación de su familia a nuestro país, precipitó su regreso a Merseyside. El Tranmere Rovers sería su club hasta que colgó las botas en 1998. En su primera temporada en su último equipo, consiguió la friolera de 40 goles. En total lograría 474 goles en 882 partidos, un récord al alcance de muy pocos, convirtiéndose en el máximo goleador británico de todos los tiempos, superando al mítico Jimmy Greaves.

Aldridge no jugó nunca con Inglaterra, ya que en 1986 ya debutaría con Irlanda (su bisabuela era irlandesa). En la selección lograría 19 goles en 69 partidos. Uno de los goles más destacados fue el que marcaría en el Mundial de USA 94' frente a México, ese gol le daría el pase a octavos de final tras el cuádruple empate a puntos en ese grupo. También formaría parte de la selección que infligió una dura derrota a la archienemiga Inglaterra en la Eurocopa de 1988.

Como entrenador, se mantuvo al frente del Tranmere Rovers tras su retirada, llegó a ser entrenador-jugador en sus dos últimas campañas. En el 2000, llegaría a la final de la Worthington Cup (Copa de la Liga) donde caería con el Leicester City. La temporada siguiente, con el Tranmere en la parte baja de la tabla, Aldridge dimitió como técnico.

Hoy en día, Aldo trabaja en los medios de comunicación y ejerce como comentarista en la LFC TV.

Seguramente cuando duerma, siga teniendo en mente la portería rival...